Sin fuego, no hay aprendizaje...

Y se fue el último nomás....

Como costo que los minutos de éste largo año, acompañados de largos segundos, mi propio yo se afianzara de mi....
Entre empates, y goles, tarjetas amarillas, y trofeos, ésto que parecia un partido interminable entre grandes equipos debatiéndose quien llegaba a la final del torneo, todo concluye lenta y rapidamente a la vez, convenciéndome cada vez más de la lucha, y de aquello que es bueno, hasta que lo vamos perdiendo paulatinamente.
Hoy, como último día de cursada, y ya segura que estoy en 3 de las 4 materias troncales el año que viene, me pongo a evaluar, y evalúo justamente aquella materia que me ha quedado para desconarla definitivamente el lunes, sacarme el sombrero frente a mi profesor, y agradecerle por haberme mandado a recuperatorio. A pesar de lo costozo que se me hicieron las diferentes cosas que tuve que desarrollar, finalmente me di cuenta que no hay mal que por bien no venga, y a ésto voy cuando hago mi referencia, mi dureza debía ser evaluada nuevamente, y yo debía arriesgarme, para no perder, o para si, pero siempre con un fín, el desafío constante, el ponerme a prueba, y saber, DEFINITIVAMENTE, con sinceridad y absoluta conciencia de lo que digo, sin ser presumida, que soy buena en lo que hago, y que siempre pero siempre voy a dar más de lo que doy, porque gracias a mi esfuerzo, a mi lucha de todos los días, a mis llantos entre cuatro paredes, a mis autocriticas excesivas, gracias a todo ello, estoy pensando en tercer año.
Pero también se, que todo aquello que vivo, que sufro y que disfruto, fue acompañado de muchas cosas... entre ellas, mis 3 amigas.
Sín duda, cada cual tiene sus características particulares, pero sin cada una de ellas, no podría vivir.
Porque sin palabras, no hay aliento, Elo.
Sin analisis, no hay certeza, Lu.
Sin sonrisas, no hay luz, Kokis.
Y sin ellas, no hay realidad. Gracias Elo, Lu, y Kokis.

Su aguante incondicional, la mirada crítica pero justa, y la sabiduria con la cual me supieron decir las cosas, para mi eso valió oro. Y a pesar de los diferentes pensamientos, compartimos uno, que es aquel por el cual nos conocimos, el de estudiar, para ser grandes.

Y cada cual, creo, que supo aprender de el otro, con aciertos y errores, pero lo importante es saber que cada cual en su individualidad, sabe compartir todo.

Definitivamente para mi segundo año fue más que aprendizaje, fue autoconocimiento, fue saber el límite infinito, el poner los ovarios hasta el último día, y saber que hoy y siempre SE PUEDE.

No hay más que un GRACIAS, infinito......

PD: vale aclarar que el enriquecimiento de palabras que tengo hoy en día, es gracias a la colaboración constante de Teresita. jajaja!